La insignificancia de las guerras entre humanos.
Estas nubes de humo y gases tóxicos que, en algunos minutos cubrirán la atmósfera de la Tierra y que no permitirán que la luz del sol caliente a los continentes, iniciarán otra era del hielo. Los glaciares serán tan altos cuanto el Everest porque, además de los mil volcanes activados en el Índico, la sangre negra de los dinosaurios quemada por vehículos y fábricas ya había iniciado el proceso de gascarbonificación atmosférica (traducción del texto original que posiblemente sea relacionado a la presencia exagerada de dióxido de carbono).
El planeta de 4,5 mil millones de años de historia, cuyo inquilino de 10 millones de años se cree dueño y señor de los mares y continentes, les devolverá a los microorganismos su autonomía y hegemonía territorial, existencial (si bien, nunca lo perdieron). Estos pioneros desbravadores con su sobrevivencia sobrenatural desde que la Tierra era una esfera de elementos derretidos, mar incandescente, hartos están de sufrir intervenciones humanas.
Estos hielos que se avecinan comprimirán de tal forma las ciudades que, la geología encontrará en 30 millones de años más, una camada que se denominará ignorancia, situada 4 cm sobre la de iridio, donde obtendrá todos los registros aplastados de una especie que de humana no formará humus, solo compuestos tóxicos como prueba de su existencia.
Así cómo los saurios alados sub atmosféricos, científicos permanecerán en órbita por miles de años alrededor del planeta de hielo, hasta que las últimas enterobacterias se extingan y ya no más mantengan el equilibrio, cesando la actividad de espermatozoides y científicos, óvulos y últimos humanos. Y, en contraposición a los saurios, estos, no dejarán herederos.
En cuanto eso, a tiempo paralelo, los microorganismos se reorganizarán y comenzarán toda su labor del cero, nuevamente, por cuarta o quinta vez, siendo la sangre negra de los dinosaurios, la que no fue quemada, la que restó, su alimento principal, su esencia. Habrá un ADN nuevo, sin códigos de odio, sin egos, sin sentimientos de supremacía, sin egoísmo, sin inmediatismo, sin corolarios de divinidad para justificar masacres y acumulación de oro o diamantes (será todo hidrógeno). Todos esos horrores quedarán bien compactados en la camada geológica tóxica de la ignorancia. Bien identificada por los futuros inquilinos y nunca utilizada para otros fines que los del eterno aprendizaje. Estromatolitos del amor, cianobacterias de la paz…
Inquilinos nuevos que permanecerán hasta la próxima era glacial o, hasta que el calor del interior de la Tierra se termine, culminando con los volcanes, las migraciones continentales, la nueva geografía e, iniciando el proceso de piedra estéril, como Marte, que está algunos pasos adelantado en este sentido.
De repente esta vez, a ciclos seguidos y finitos, surjan seres mejores. Los mecanismos seguirán matemáticamente inevitables en el Universo, las galaxias continuarán chocándose y siendo tragadas y comprimidas por agujeros negros. Volverán a explotar y desfragmentarse para volver a chocar y comprimirse y, tal vez, esta información no se sabe, en algún momento se termine esa energía y todo lo que hay permanezca eternamente paralizado. Lo cierto es que, en esta nueva era de hielo en el Planeta Tierra, no existirá explotación del virus por el virus ni de la bacteria por la bacteria a medida que se va a ir dando la evolución. Simbiosis será la marca registrada. Verdadera cooperación.
Tutancamon, in La Impotencia de Aton frente al impacto de un asteroide en Yucatán, Extraído de imágenes captadas por la Voyager 1 en Nube de Oort, agosto 2012, Enviado a publicación 25 de Abril de 15.125, Impresiones de un Dios de media edad, 1324 AC ; 2: 500-555.
26 de Abril de 15.125: Inicio súbito de la tercera era de hielo.
Nepal, 25 de abril de 15.125, 12 horas, hora local.
Miguel Dias, para TV CCM.
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